El Derecho es un sistema vivo, en continua evolución y que pretende regular todos los aspectos de la vida para evitar conflictos entre los distintos bienes jurídicos protegidos, y si se crea alguno que no está protegido, protegerlo. El Derecho va siempre a remolque del desarrollo social, pues los cambios sociales implicarán situaciones nuevas que deberán ser reguladas por el Derecho, en la mayoría de los casos a posteriori. Más allá de frases lapidarias como estas, que se pueden escuchar en aulas de primero de Derecho en cualquier facultad española, sobre los fundamentos del Derecho, hoy por hoy, está resurgiendo una cuestión de derecho penal: la eficacia del sistema actual o la necesidad de endurecer las penas.
El derecho penal no es un mero instrumento de represión y elemento que tienda a la restauración del orden social. No lo es únicamente. Puesto que, si bien es cierto que el Derecho Penal es la vara de medir nuestras acciones y omisiones y cuantificar las penas de las mismas, y que debería disuadirnos de cometerlas, también es un elemento que motiva al abandono del delito, al abandono incluso del deseo de delinquir, siempre desde el punto de vista humanista de la Constitución Española, con los valores de la dignidad, la vida y la reinserción social del penado. Sin emnbargo ¿esto es cierto? ¿Realmente usted cree que el sistema penal español es un elemento que motiva al abandono del delito? Piense en dos casos recientes: Mariluz y el Carnicero de Ferrol. Deberíamos dejar la frase en "el Derecho Penal debería..."
El martes volaba en Iberia de Bruselas a Madrid, - y será porque me confundieron con un pólitico imnerso en el desarrollo comunitario, ¡oh que desgracia!- que me ofrecieron un amplio surtido de prensa escrita, cosa que no dudé en aceptar tres rotativos (por aquello de compensar todas las veces que Iberia no me ofrece nada).
Alvaro Redondo Hermida, fiscal del Tribunal Supremo, escribía en El Mundo una amplia y clara defensa del ordenamiento jurídico tal y como es hoy día, excluyendo de palmo toda remota posibilidad de que en España se aplicara la cadena perpetua. Los motivos esgrimidos, desde el punto de vista jurídico - filosófico son practicamente perfectos a los ojos de un jurista. Pero se olvida el fiscal de dos cosas: La primera es que son las personas, la sociedad como tal la que siente y sufre los duros golpes de la delincuencia, y con razón, la gente se está cansando. La segunda es que, el Derecho es un organismo vivo, que se puede renovar, que si la sociedad no ve el Código Penal como un freno a la violencia, o que percibe que Derecho es lo mismo que gratuito, algo se puede hacer para que el orden social siga siendo tal y no un caos.
Efectivamente se puede estar conforme con las opiniones a favor y en contra de penas más duras en el Derecho español, más a favor o en contra de que las penas se cumplan a rajatabla, a favor o en contra de la reinserción, el control, o cualquier otra propuesta, pero al parecer, la sociedad, entre ellos los juristas, está clamando por un debate: serio, para variar.
El derecho penal no es un mero instrumento de represión y elemento que tienda a la restauración del orden social. No lo es únicamente. Puesto que, si bien es cierto que el Derecho Penal es la vara de medir nuestras acciones y omisiones y cuantificar las penas de las mismas, y que debería disuadirnos de cometerlas, también es un elemento que motiva al abandono del delito, al abandono incluso del deseo de delinquir, siempre desde el punto de vista humanista de la Constitución Española, con los valores de la dignidad, la vida y la reinserción social del penado. Sin emnbargo ¿esto es cierto? ¿Realmente usted cree que el sistema penal español es un elemento que motiva al abandono del delito? Piense en dos casos recientes: Mariluz y el Carnicero de Ferrol. Deberíamos dejar la frase en "el Derecho Penal debería..."
El martes volaba en Iberia de Bruselas a Madrid, - y será porque me confundieron con un pólitico imnerso en el desarrollo comunitario, ¡oh que desgracia!- que me ofrecieron un amplio surtido de prensa escrita, cosa que no dudé en aceptar tres rotativos (por aquello de compensar todas las veces que Iberia no me ofrece nada).
Alvaro Redondo Hermida, fiscal del Tribunal Supremo, escribía en El Mundo una amplia y clara defensa del ordenamiento jurídico tal y como es hoy día, excluyendo de palmo toda remota posibilidad de que en España se aplicara la cadena perpetua. Los motivos esgrimidos, desde el punto de vista jurídico - filosófico son practicamente perfectos a los ojos de un jurista. Pero se olvida el fiscal de dos cosas: La primera es que son las personas, la sociedad como tal la que siente y sufre los duros golpes de la delincuencia, y con razón, la gente se está cansando. La segunda es que, el Derecho es un organismo vivo, que se puede renovar, que si la sociedad no ve el Código Penal como un freno a la violencia, o que percibe que Derecho es lo mismo que gratuito, algo se puede hacer para que el orden social siga siendo tal y no un caos.
Efectivamente se puede estar conforme con las opiniones a favor y en contra de penas más duras en el Derecho español, más a favor o en contra de que las penas se cumplan a rajatabla, a favor o en contra de la reinserción, el control, o cualquier otra propuesta, pero al parecer, la sociedad, entre ellos los juristas, está clamando por un debate: serio, para variar.
1 comentario:
El tema bien merece un debate efectivamente.
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