jueves, 26 de junio de 2008

El Teatro de la Justicia

Cada juicio es un mundo. Algunos son trágicos, otros insulsos y muchos divertidos. Otros no se celebrarán nunca, o se celebraran varias veces por lo mismo. En otros nos perderemos en montañas de papeles que no conducen a nada y llegaremos a ningún sitio. Hay juicios secretos, públicos y notoriamente publicitados.

Y en todos, siempre hay tres partes: el demandate, ávido de Justicia, cuya férrea reclamación tratará de que aquella se imponga, o lo que es lo mismo, que se le reconozca uno de los deseos más anhelados por el hombre desde que vieve en sociedad: que tiene la razón; el demandado, que luchará desesperadamente para demostrar todo lo contrario que el primero, obteniendo no sólo la razón, sino la elevada posición de dignidad para decir: "¿ves?"; y el juez, "menos mal hacen los delincuentes que un mal juez" escribió nuestro gran Quevedo, aunque no le sobra razón, bastante alejada de la nueva realidad se encuentra hoy día la frase.
Con estos actores, y yo en medio de ellos, unas veces de un lado y otras de otro, cuan narrador de algunas lides, comprartiré anécdotas jurídicas para que se pueda conocer el funcionamiento de la Justicia desde esta posición.