
Ahora, el ladrón de guante blanco se ha modernizado, en vez de un circuito cerrado, se emplea la tecnología wifi para, a través de un centro receptor de señales de canales de pago, reenviar la señal descodificada a miles de "abonados" que pagaban sus cuotas a estas organizaciones.
Este hecho, supone varios delitos (contra la propiedad intelectual, defraudaciones y estafa entre otros), ilícitos civiles y hasta administrativos.
Al final es lo de siempre, el organizador de todo, el técnico que lo implanta y quien lo difunde, por tratar de sacar un sueldo extra se mete en un lío tal, que intervienen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y los "abonados" por ahorrarse unos euros al mes, se quedan sin el tinglado y con el miedo en el cuerpo por si los imputan también.
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