Me he creado un perfil en Facebook. Así como lo oyen. Después de varias publicaciones en este blog sobre la maldad de la privacidad en las redes sociales, y tras meses sin escribir, ahora retomo esta sana costumbre como miembro de Facebook. Lo de retomar este blog es una de esas decisiones post verano y lo de meterme en Facebook (de verdad) como Marcos Judel (de verdad) no es fruto de una insolación veraniega, aunque a muchos de mis amigos que ya me han agregado a su lista crean algo parecido a raíz de sus mensajes en mi muro.
Como seguramente recuerden, y si no, aquí dejo el enlace a uno de los anteriores artículos, una de las cosas por las que renegaba de Facebook era lo que ellos llaman "privacidad". Si bien está claro que muchos de los problemas con la privacidad en las redes sociales vienen generados por los propios usuarios al subir fotos inapropiadas, ofrecer datos como la situación sentimental, el interés en encontrar cierto tipo de pareja, o incluso datos de creencias religiosas e ideología política, existírán otros problemas similares consistentes en que quienes cuelguen fotos inapropiadas u ofrezcan datos personales íntimos sean terceros.
Sin embargo, esto es más o menos limitable. Mis quejas fundamentales residían en que Facebook tenía una Política de Privacidad desmesuradamente abusiva. Por ejemplo, al darse de alta, el usuariro cedía irrevocablemente y de forma mundial y perpetua los derechos totales sobre las fotogragías que colgara para que la compañía pudiera hacer, hablando claro, lo que le diera la gana con ellas. Esto ha desaparecido de su Política de Privacidad en gran medida gracias a la labor de la Agencia Española de Protección de Datos que desde marzo pasado viene manteniendo encuentros con Facebook para mejorar la información a los usuarios y pulir ciertos aspectos de la política de privacidad de la compañía, como el tema de los menores de edad y las políticas de retención y cancelación de datos.
Por lo menos, ahora se que si me doy de baja de Facebook, se cancelan mis datos, por lo que me quedo un poco más tranquilo.
Como seguramente recuerden, y si no, aquí dejo el enlace a uno de los anteriores artículos, una de las cosas por las que renegaba de Facebook era lo que ellos llaman "privacidad". Si bien está claro que muchos de los problemas con la privacidad en las redes sociales vienen generados por los propios usuarios al subir fotos inapropiadas, ofrecer datos como la situación sentimental, el interés en encontrar cierto tipo de pareja, o incluso datos de creencias religiosas e ideología política, existírán otros problemas similares consistentes en que quienes cuelguen fotos inapropiadas u ofrezcan datos personales íntimos sean terceros.
Sin embargo, esto es más o menos limitable. Mis quejas fundamentales residían en que Facebook tenía una Política de Privacidad desmesuradamente abusiva. Por ejemplo, al darse de alta, el usuariro cedía irrevocablemente y de forma mundial y perpetua los derechos totales sobre las fotogragías que colgara para que la compañía pudiera hacer, hablando claro, lo que le diera la gana con ellas. Esto ha desaparecido de su Política de Privacidad en gran medida gracias a la labor de la Agencia Española de Protección de Datos que desde marzo pasado viene manteniendo encuentros con Facebook para mejorar la información a los usuarios y pulir ciertos aspectos de la política de privacidad de la compañía, como el tema de los menores de edad y las políticas de retención y cancelación de datos.
Por lo menos, ahora se que si me doy de baja de Facebook, se cancelan mis datos, por lo que me quedo un poco más tranquilo.
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