Hay dos cosas que los abogados deberíamos dominar: el ajedrez y el Age of Empires; o mejor dicho, una sóla cosa, la estrategia en general. Sin embargo, antes de entrar en lecciones bélico-jurídicas, debemos comenzar desde un poco antes, pues cualquier caso, cualquier pleito se reduce a una cuestión fundamental: la prueba.
La prueba es lo que va a desencadenar un posicionamiento claro entre las partes, con opciones reales sobre las pretensiones a favor de unos y en contra de otros. En ocasiones, opciones encontradas con fundamentos para ambos. Pero no todo caso que caiga en nuestras manos contará con una prueba sólida, quizás ni siquiera exitan más que indicios. Entonces ¿dónde está la clave?
Para mí, la clave de toda protección legal más eficaz se encuentra en la previsión y prevención. El modelo americano del ejecutivo que no hace nada sin que antes lo estudie su abogado, o la familia que cuenta con un abogado como si de un médico de cabecera se tratara, es la pieza clave del entramado estratégico de un pleito: la preconstitución de prueba. De nada nos servirá tener toda la razón del mundo si cuando acudamos pidiendo justicia no podemos probar nuestras pretensiones.
Pues bien, la rapidez, la agilidad y la estrategia son a la precosntitución de prueba, lo que el enroque y el ataque Marshall son al ajedrez: nos darán una posición buena para la defensa de nuestros intereses y una buena baza para el ataque y reclamación de los mismos.
Pero no nos engañemos, la preconstitución de la prueba y las pruebas en sí mismas, no ganan los pleitos. La estrategia será la encargada de inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Pues sabemos que no es lo mismo sacrificar un caballo que un alfíl, pero a veces es necesario para alcanzar un fin mayor: el jaque mate. Y si es antes de juicio... ¡mucho mejor!
La prueba es lo que va a desencadenar un posicionamiento claro entre las partes, con opciones reales sobre las pretensiones a favor de unos y en contra de otros. En ocasiones, opciones encontradas con fundamentos para ambos. Pero no todo caso que caiga en nuestras manos contará con una prueba sólida, quizás ni siquiera exitan más que indicios. Entonces ¿dónde está la clave?
Para mí, la clave de toda protección legal más eficaz se encuentra en la previsión y prevención. El modelo americano del ejecutivo que no hace nada sin que antes lo estudie su abogado, o la familia que cuenta con un abogado como si de un médico de cabecera se tratara, es la pieza clave del entramado estratégico de un pleito: la preconstitución de prueba. De nada nos servirá tener toda la razón del mundo si cuando acudamos pidiendo justicia no podemos probar nuestras pretensiones.
Pues bien, la rapidez, la agilidad y la estrategia son a la precosntitución de prueba, lo que el enroque y el ataque Marshall son al ajedrez: nos darán una posición buena para la defensa de nuestros intereses y una buena baza para el ataque y reclamación de los mismos.
Pero no nos engañemos, la preconstitución de la prueba y las pruebas en sí mismas, no ganan los pleitos. La estrategia será la encargada de inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Pues sabemos que no es lo mismo sacrificar un caballo que un alfíl, pero a veces es necesario para alcanzar un fin mayor: el jaque mate. Y si es antes de juicio... ¡mucho mejor!
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