sábado, 6 de marzo de 2010

¡Cantar compañeros oh; ¡Un gran pirara soy!

Para mí, esta semana ha sido, por lo menos, agobiante. Uno de mis colegas la definía como "una semana dedicado, a parte de al trabajo, a vivir sólo con funciones básicas como comer y dormir". Yo creo que ha sido un poco peor. Más bien ha sido una semana dedicado, a parte de al trabajo, a vivir sólo con parte de las funciones básicas, tal como comer poco y dormir menos. Pero la semana se acabó ayer. Y la única noticia sobre derecho y tecnología que he podido leer esta semana, merece que dedique un poco de mi tiempo de descanso a comentarla.

Al parecer, los fabricantes de videoconsolas como Sony, están que se suben por las paredes. No es para menos. El motivo: una Sentencia de la Audiencia Provincial de las Palmas que entiende que introducir chips en las consolas para poder jugar a videojuegos pirateados... no es ilegal. Pero como todo, esto tiene truco.

Resulta que el legislador, en un alarde de imaginación y buena técnica legislativa, quiso proteger más la propiedad intelectual e industrial, e introdujo en el Código Penal, por medio de la modificación del mismo de 2003 (Ley Orgánica 15/2003, de 25 de noviembre), una nueva redacción del artículo 270, estableciendo que sería castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa de 12 a 24 meses "quien fabrique, importe, ponga en circulación o tenga cualquier medio específicamente destinado a facilitar la supresión no autorizada o la neutralización de cualquier dispositivo técnico que haya utilizado para proteger programas de ordenador o cualquiera de las otras obras, interpretaciones o ejecuciones ...".

El problema radica en que los piratillas son más listos y van por delante (y nunca pasan de moda) y no han creado chips específicamente destinados a facilitar la supresión de los medios antipiratería, sino que aquellos permiten otras funcionalidades, como sincronizar canales de otras televisiones del mundo, realizar copias de seguridad, hacer análisis internos... ¿ven donde está el problema?

La redacción en el mundo del derecho es fundamental. Lo sabemos y muchas veces, por las prisas o el agobio no nos damos cuenta. Por eso siempre es mejor que varios ojos estén atentos, ser cuidadosos y que busquemos la perfección para dejar todo claro y previsto ante futuros problemas.

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